Zinacantán







A 20 minutos de la ciudad de San Cristóbal, tomando una desviación sobre la carretera que nos llevaría a San Juan Chamula, llegamos a una tierra prometedora, enmarcada por la Reserva Privada Cerro Huitepec y sus coníferas abundantes, Zinacantán.

El nombre original, que muchos de sus habitantes siguen usado es: Sots’leb, palabra tzotzil que significa: lugar de murciélagos y, recibe este nombre por una cueva donde abundaban estos roedores. El nombre oficial viene después de la conquista mexica comandada por Tiltototl, que simplemente traducen del tzotzil al náhuatl: Tzinacantlān. Ya en la época de la conquista española el nombre se simplifica a Zinacantán y asi permanece hasta la actualidad.

Valle privilegiado. Montañas que rodean al lugar sagrado, elegido por los tzotziles como centro comercial, el más importante por muchos años. Famoso por su producción de textiles en telar de cintura y bordados llenos de color.

Dos iglesias resguardan a Zinacantán, dos grandes motivos de celebración que convierten a la pequeña ciudad en una gran fiesta llena de colorido, música tradicional y baile. Una de ellas en enero que corresponde a San Sebastián Mártir, la segunda en agosto que se centra en San Lorenzo Mártir, patrono del lugar.

La tradición textil responde a la indumentaria tradicional de sus habitantes. Los hombres visten pok’u’ul, una especie de zarape hecho en telar, originalmente blanco pero hoy en día se utiliza en colores rojo, azul, verde o morado. Las mujeres, faldas oscuras de telar con detalles discretos, blusas tejidas a mano y bordadas en máquina, se cubren al final con un moxibal sobre los hombros que regularmente está bordado con motivos florales rebosantes de color.

Los textiles producidos en Zinacantán son realemnte bellos. 

Se puede conseguir  la indumentaria tradicional pero también bufandas, chales, manteles y otras tantas aplicaciones que transforman un producto ancestral en uno de vanguardia.